viernes, 29 de marzo de 2013

My dearest stranger...

Distrito Federal, México, Viernes 29 Marzo 2013

Mi más querido extraño,

Hoy te escribo sin ninguna razón. Te escribo para hablar.. te escribo para recordarte que estoy viva, que aquí estoy. No te quiero preguntar cómo estás o qué has hecho, no porque no me importe, sino porque es momento de contemplar cosas más grandes que tú y yo.. que cualquiera de aquellos que nos lleguen a leer o que cualquier persona caminando por ahí, observando su vida, pensando si tomaron las decisiones correctas o si alcanzaron su felicidad.

¿Acaso has llegado a aquel punto en el que no estás seguro de que prosigue? Quizás hablas de mucho y a la vez de nada... Tal vez incluso sigues pensando en la historia de la niña.. la historia que nos dio tanto miedo y que ahora cobra tanto sentido. Si en ese momento hubiera sabido que aquella historia marcaría mi destino, quizás no la habría escuchado. Era un día caluroso, estábamos a punto de entrar a la primavera, el cambio de clima era evidente, todo nos hacía sentir cansados y sedientos y la teoría popular era que "el sol cansa", nosotros solo queríamos descansar, comer algo y quizás cuando el calor bajara, salir a caminar y sentir lo último que quedaba del invierno, la brisa de media-tarde. Y ahí empezó la historia. 
Una niña que al hacerse a un lado, encontró al mundo girando completo a su alrededor, la vida pasando, grandes nubes de incertidumbre acumulándose frente a sus ojos, bloqueando la vista de millones de ideas corriendo por las avenidas de la Ciudad de México. Para entonces, la vida se había escapado, como arena entre sus dedos, todas las experiencias se habían ido y ella no había aprendido nada, seguía siendo la misma niña que necesitaba que tomaras su mano antes de cruzar la calle, la misma niña que al escuchar una tormenta corría a esconderse, la misma niña que ansiaba salir en domingo por un helado y un buen libro.

...


¿Lo ves ahora? 

...

Esa es nuestra historia.
Esa es la historia del futuro que se transformó en el presente. 
¿Acaso todas nuestras experiencias se escapan? ¿Dónde estamos? ¿Qué está pasando?

¿Ya construiste nuestra casa en las estrellas? 
Mi más amado extraño, no quiero vivir de esa manera. Nuestra casa en las estrellas, nos hacía sentir seguros pero ¿eso es lo que queremos? Claro, la seguridad nos ayuda a todos, pero prefiero sentirme insegura y totalmente viva a seguir ahí, en esa galaxia con millones de personas mirándonos y pensando ¿Qué pasa ahí arriba que jamás podré conocer? No, eso se acabó. Aquí estoy. Estoy viva. Estoy poniéndome al frente de lo que será el resto de mi vida. Vamos, averigua conmigo que sigue, que es esa luz y que es lo que se siente que tu alma esté al alcance de tu mano.

Extraño..
Espero verte allá, donde las aventuras se viven.


L.